El arqueólogo Elías Mujica afirma que
hoy, como nunca, las condiciones están dadas para recuperar Lima. “Lo
que falta es la decisión política para decir lo hacemos y lo hacemos”,
refiere.
Elías Mujica es arqueólogo,
gestor cultural y asesor de la Fundación Backus, con la que ha pasado
20 años desarrollando el proyecto de las huacas del Sol y de la Luna, en
Trujillo. En Lima, dice, nunca habíamos tenido tantos factores a favor
de su recuperación. Es momento de dar el siguiente paso, alienta.
¿Podemos recuperar todo?
Debemos hacer el esfuerzo
por recuperar todo. Necesitamos crear una conciencia real en la
población de que ese es un trabajo que nos pertenece a todos. Tanto por
los valores patrimoniales en sí como también por el beneficio que le
puede brindar a la comunidad.
¿Qué tipo de beneficio?
No me refiero solo a un
beneficio económico sino a otros beneficios –como nuevos espacios
públicos, mejorar el entorno de las viviendas, eliminar focos de basura,
de drogadicción– que tienen un impacto sobre la autoestima de la
población.
Un esfuerzo que debe venir del Estado.
Sin duda alguna. Todos los
bienes patrimoniales son propiedad de la nación. Sin embargo, el
patrimonio es tan grande que el Estado solo no lo puede hacer. No solo
es económicamente sino físicamente imposible que lo haga solo.
¿Qué se necesita, entonces?
Lo que se necesitan son
alianzas estratégicas, público-privadas, que generen las oportunidades
para rescatar el patrimonio. Porque yo creo que hoy, como nunca antes,
las condiciones están dadas para construir una propuesta de alianzas
para salvar nuestro legado.
¿Qué tipo de alianzas?
Para empezar, las
público-públicas: el Ministerio de Cultura, el Congreso y la
Municipalidad de Lima. Tienes tres instancias de poder que hoy, por lo
menos en el discurso, están en lo mismo: en la necesidad de preservar el
patrimonio. Eso es un avance extraordinario.
¿Cómo así?
Tenemos al ministro de Cultura hablando de la necesidad de las alianzas. Tenemos a la congresista Luciana León que lanzó la propuesta “Salvemos una huaca”, en respuesta a la campaña Lima Milenaria de El Comercio. Y la Municipalidad de Lima que no solo declaró a Lima Ciudad Milenaria sino que están trabajando ya en eso.
Están dadas todas las condiciones para dar el gran salto, que es lo que necesitamos.
¿Y qué se necesita para que la empresa privada se entusiasme y participe?
En primer lugar, el sector privado necesita recibir señales claras, ver que hay una decisión política, que hay una propuesta de una alianza público-privada para la recuperación de la ciudad.
En primer lugar, el sector privado necesita recibir señales claras, ver que hay una decisión política, que hay una propuesta de una alianza público-privada para la recuperación de la ciudad.
¿Por qué no está sucediendo eso?
Porque por ahora no hay el
dínamo que mueva eso. Esto debe ser iniciativa de la ciudad de Lima.
Porque estos tres poderes ya la vieron. Lo que falta es la decisión
política para decir lo hacemos y lo hacemos.
¿Qué otros factores influyen en el sector privado?
Que la visión de la recuperación no solo sea para “conservar la belleza de nuestro patrimonio”, sino que esa inversión tenga un beneficio en la comunidad local: recuperar un sector de la ciudad donde está el sitio a ser salvado, generar empleo, mejorar condiciones de vida de la población. Solo así las empresas lo pueden incluir dentro de sus programas de responsabilidad social.
Que la visión de la recuperación no solo sea para “conservar la belleza de nuestro patrimonio”, sino que esa inversión tenga un beneficio en la comunidad local: recuperar un sector de la ciudad donde está el sitio a ser salvado, generar empleo, mejorar condiciones de vida de la población. Solo así las empresas lo pueden incluir dentro de sus programas de responsabilidad social.
¿Y con qué mensaje se llega mejor?
A las empresas no hay que decirles solamente “ayúdame a recuperar una huaca”, sino “ayúdame a recuperar una parte de la ciudad”, “ayúdame a recuperar la calidad de vida de un sector de la ciudad”.
A las empresas no hay que decirles solamente “ayúdame a recuperar una huaca”, sino “ayúdame a recuperar una parte de la ciudad”, “ayúdame a recuperar la calidad de vida de un sector de la ciudad”.
¿Con eso es suficiente?
Bueno, sería muchísimo más
fluido si tuviésemos una legislación apropiada para estimular la
inversión privada. Y esto no es descubrir la pólvora, sino adecuar un
modelo que ya existe: así como tenemos la ley de obras por impuestos, en
el mismo espíritu se debe hacer una ley de patrimonio por impuestos.
Los
organismos financieros internacionales, tipo Banco Mundial, hoy hablan
de cultura dentro de una visión de lucha contra la pobreza, ¿Por qué esa
visión no ha cambiado aquí?
Sin duda estamos muy atrás de las tendencias que existen. Cada huaca que se pierde, cada fiesta patronal que se olvida en el tiempo, es la pérdida de una oportunidad de desarrollo económico y social. Es una ventaja comparativa que no hemos aprendido a usar adecuadamente.
Sin duda estamos muy atrás de las tendencias que existen. Cada huaca que se pierde, cada fiesta patronal que se olvida en el tiempo, es la pérdida de una oportunidad de desarrollo económico y social. Es una ventaja comparativa que no hemos aprendido a usar adecuadamente.
¿Por qué sucede eso?
Creo que una de las razones es porque históricamente hemos asociado patrimonio con pobreza y subdesarrollo.
¿Qué quiere decir?
Porque se entendía el
patrimonio como ‘cosa de indios’. Es un poco lo que pasaba antes de
Gastón Acurio, que alimentos como la quinua era ‘comida de indios’,
comida de pobres. Y que hoy es parte de una tendencia gourmet y la
comemos todos. Algo similar sucede con nuestro patrimonio: está asociado
a lo indígena, a lo pobre, lo marginado.
Si esta visión todavía es la dominante, va a ser difícil el acuerdo político.
Pero lo que pasa es que conservar nuestro patrimonio es un gran negocio. Invertir en patrimonio es un buen negocio. Porque si lo haces bien, no solo estás salvando un monumento, no solo creas valores sociales fortaleciendo el sentido de identidad. También estás generando empleo, puedes generar nuevos emprendimientos. Se trata de beneficio en el sentido más amplio.
Pero lo que pasa es que conservar nuestro patrimonio es un gran negocio. Invertir en patrimonio es un buen negocio. Porque si lo haces bien, no solo estás salvando un monumento, no solo creas valores sociales fortaleciendo el sentido de identidad. También estás generando empleo, puedes generar nuevos emprendimientos. Se trata de beneficio en el sentido más amplio.
¿Cuál es el mensaje, entonces?
Que tenemos que salvar
nuestro patrimonio, no solo porque la ley lo dice, no solo porque es
nuestra historia, no solo porque es antiguo, no solo porque es nuestro,
sino también porque es una forma de conseguir calidad de vida en nuestra
ciudad. Pero necesitamos señales claras, voluntad política, compromiso
político.
El Ministerio de Economía: embudo o guillotina
Un problema por el que se quejan muchos en el sector
Cultura es que todas las buenas iniciativas son bloqueadas por el
Ministerio de Economía. ¿Qué temen?
Es realmente triste. En el
discurso por Fiestas Patrias el presidente no habló de cultura, y esto
en un país como el Perú, que se beneficia económicamente con el turismo
que llega por su patrimonio cultural. Además, en un país tan fragmentado
y con tanta violencia social, la cultura debería ser el mecanismo
articulador y de cohesión de la sociedad. Pero no aparece en el discurso
presidencial ni en el de Economía.
Además, sin el apoyo del Ministerio de Economía no pasa nada.
Cuando yo propongo una alianza de poderes entre Cultura, Congreso y municipalidad, lo hago porque es la única forma que yo veo de enviar un mensaje claro de que hay seriedad en la propuesta, pero también en que aquí hay una fuerza como para enfrentarse a un ministro de Economía.
Cuando yo propongo una alianza de poderes entre Cultura, Congreso y municipalidad, lo hago porque es la única forma que yo veo de enviar un mensaje claro de que hay seriedad en la propuesta, pero también en que aquí hay una fuerza como para enfrentarse a un ministro de Economía.
Con
un presidente y un ministro de Economía que, por ahora, no consideran
el potencial de nuestra cultura ¿cuál puede ser el siguiente paso?
El primer paso es cómo
hacemos para que el ministro Peirano, la congresista León, y la
alcaldesa se sienten a una mesa y firmen un papel donde diga “estos tres
poderes declaran de prioridad ciudadana el esfuerzo conjunto para
salvar el patrimonio de Lima”. De ahí sale un primer mensaje clarísimo:
hay voluntad política.
Javier Lizarzaburu
El Comercio
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